Save Me [libre, krigers]

Tracker Mensajes : 49 Fecha de inscripción : 07/10/2010

El agua se les habia acabado, y llevaba dia buscando en sus lugares de saqueo habituales sin contrar ni una misera botella de refresco, la sed empezaba a ser una sensación que comenzaba a casi impedirle pensar, era una necesidad, una cuestion de vida o muerte. Podía haber intentado negociar con los Raptors, pero ella no confiaba que negociasen con ella, el ultimo mono dentro de los trackers. Habia tenido una idea estupida y arriesgada, pero que si tenía exito se ganaria el respeto de algunos de los suyos y por supuesto el agua.

Y allí estaba, en el corazón de los Kriger, asaltando su almacen. Habia estado un buen rato estudiando el terreno hasta dar con una brecha en su seguridad, un canalon que llegaba hasta el ventanar de la nave. Una vez localizado el punto habia trepado por el con los pies descalzos y habia empujado la ventana que se abrio con el empuje. Gracias a su pequeño tamaño habia logrado colarse, descolgandose por el hueco. Alguien mayor se hubiera quedado atorado.

Se dejo caer, y aunque el parkcore le habia enseñado como salvar ese tipo de distancias no pudo evitar torcerse un tobillo, aun asi la suerte le sonrio y no se lo partio. Avanzo lo mas silenciosa que pudo, sinttiendo la superficie fria del suelo contra las plantas de sus pies. Barrio con la mirada el lugar, divisando su objetivo no muy lejos. Troto ignorando el dolor para alcanzarlo.

Sin pensarlo cogio una de las botellas de litro y la abrio, bebiendo con ansia y calmando la necesidad mas primeria de todo ser humano. El agua alivio su sed. Cerro la botella a medias y la guardo en la mochila, y comenzo a guardar varias de ellas aun no teniendo muy claro como iba a salir.

Pero la suerte no iba a estar siempre de su lado, y varias botellas mal colocadas se vencieron al coger una cayendo al suelo y generando un gran alboroto. Murphy actuaba de nuevo. Su cabello y sus ojos se tiñieron de negro por el miedo.

Kriger Mensajes : 16 Fecha de inscripción : 13/10/2010

Había pasado otra noche en vela, aprovechándola para hacer una guardia. Detestaba la oscuridad que se cernía sobre la planta, tan silenciosa, tan letal, tan sumamente escalofriante. Por eso no era de extrañar que esa mañana, estuviese dormitando sobre su cómodo colchón, tapado completamente y abrazado a un almohada. Ni siquiera el ruido provocado por unas botellas al caer fue suficiente para que se despertase. Ése día, él no estaba de guardia y su mente, estaba más ocupada en intentar dormir, felizmente concentrado en ignorar todo lo que había a su alrededor.

Uno de sus compañeros sin embargo, acudió raudo al lugar de los hechos. Por los gritos, pudo deducir dos cosas. La primera, es que había un jodido intruso en la planta. La segunda, que estaba a la vuelta de la esquina de donde se encontraba él. Por X o por Z, ya fuese por hacer el trabajo de Kriger o por poder volver a retomar su sueño pronto, terminó por levantarse a solucionar las cosas.

Apartó las mantas con suma pereza, irguiéndose aún a regañadientes. Recorrió la poca distancia que lo separaba de la acción, justo a tiempo para detener al niñato que ya alzaba la palanca de hierro con toda la intención de atizarle un buen par de golpes al intruso. Obviamente, no llegó a hacerlo. Kenneth atrapó su muñeca antes de que ésta descendiese, llevándosela a la espalda del chico mientras se la retorcía, hasta que al fin escuchó la vara de metal impactar contra el suelo.

-Guárdate la violencia donde te quepa, novato. Eres un Kriger, no un Tracker, nosotros no hacemos las cosas así.-sentenció con la voz algo ronca por acabar de despertarse, mirando desde arriba al joven chico.-Ahora, fuera de mi vista. Ya.

Soltó la muñeca del Kriger, el cual salió de allí pitando mientras se la frotaba. Seguramente le iría a llorar a alguien, pero eso a él no le importaba. Era uno de los más antiguos de los Kriger, al igual que de los más viejos. Echó un vistazo a la situación, mientras se pasaba la mano por el pelo, echándoselo hacia atrás. Botellas en el suelo, una chica asustada y cómo no, un robo. Apenas tardó una milésima de segundo en crear una serpiente de luz, la cual reptó por el suelo hasta alcanzar a la intrusa, para enroscarse en torno a sus muñecas. Simples precauciones.

-¿Quién cojones eres,cría?

Preguntó, sin siquiera molestarse en ser medianamente educado o tranquilizador.Al fin y al cabo, con sus casi 2 metros de estatura, no era precisamente eso, si no más bien bastante intimidante.

Tracker Mensajes : 49 Fecha de inscripción : 07/10/2010

Alli estaba, asustada cual cervatillo sorprendido por una manada de lobos sintiendo con el corazón le latia desatada en el interior del pecho. Ni siquiera percibio al idiota que iba a acercarse por detras a golpearla con una barra de hierro. Se volvio justo cuando el gigante rubio se volvia hacia ella lanzando aquella serpiente de luz que atrapo sus muñecas.

Aquel gesto no ayudo demasiado a que el temple de la joven se mantuviese, si no que hizo que se pusiera mas nerviosa. La capucha cayo hacia atras rebelando un cabello negro que de pronto empalidecio hasta volverse blanco junto con los iris de sus ojos que se volvieron rojos. Solo habia una persona a la que sucedia aquello de aquel modo, Engel de los Tracker. Tenian a una vibora dentro de su propio nido, una vibora herida y cansada y tambien acorralada.

Y como todo animal acorralado actua por instinto, atacando. Alzo los brazos y dejo que su don fluyera.

-¡Sangra!-Ordeno con voz firme mientras la energia fluia, el haberse dedicado a desangrar ratas y otras alimañas lo estaba fortaleciendo con creces.

Y llamo a las viejas heridas del guerrero Kriger, abriendolas y haciendolas sangrar, con el dolor que las acompañaba. No era el don mas ofensivo del mundo, pero era molesto. La parte racional de ella confiaba en que aflojase su agarre para así salir corriendo.

Kriger Mensajes : 16 Fecha de inscripción : 13/10/2010

Y en apenas un par de segundos, pasan demasiadas cosas como para asimilarlas. La capucha del intruso cae hacia atrás, revelando no sólo su sexo, si no también su identidad con el cambio repentino de look. Engel. Una vocecilla un tanto sardónica resonó en el fondo de la mente de Kenneth, añadiendo el pequeño detalle que el prefería obviar."Tracker". Ya se encaminaba a inmovilizarla, cuando la muy zorra habló, aunque más que hablar, ordenó, con sus manos alzadas hacia él.

Y aquellas viejas heridas reaparecieron, manchando la camiseta tanto en los brazos como en el abdomen, acompañadas del dolor. Kenneth gruñó, llevándose una mano instintivamente al estómago, donde la mancha rojiza era mayor, mientras apretaba la mandíbula para no gritar. Todas esas heridas las había recibido la misma noche, y por su aspecto, parecía que se habían ensañado con él. Su piel se iluminó, provocando un destello cegador, un autoreflejo de su don en situaciones precarias.

-Podríamos haber hecho las cosas por las buenas, pero al parecer, tú no estás por la labor...-advirtió, con un tono de voz bastante enfadado esta vez.-Por lo que, te daré otra oportunidad de abandonar tus jueguecitos, antes de que me apetezca realmente deshacerme de ti. Y normalmente, no suelo ser una persona violenta. Normalmente.

Pero ésa podría considerarse una de las excepciones. Cierto era, que iba contra sus principios pegar a las mujeres, fuera cual fuera la situación. Por eso, en un principio, se había decantado por inmovilizarla, pero, teniendo en cuenta los resultados, no sería suficiente. La serpiente enroscada en torno a las muñecas de la chica, antes templada, se empezó a calentar, adquiriendo poco a poco una temperatura cada vez menos soportable. Una mera advertencia de que si no se detenía, él acabaría bastante jodido, pero ella, probablemente, se quedaría sin sus diabólicas manos.

Tracker Mensajes : 49 Fecha de inscripción : 07/10/2010

En realidad se detuvo, no tanto por su advertencia si no porque las heridas estaban adquiriendo una gravedad demasiado peligrosa. Normalmente su poder cuando actuaba habria heridas, si, pero no graves, solo molestas, capaz de de disuadir al enemigo de seguir acercandose. El gesto en su cara cambio y su cabello y sus ojos se volvieron grises por la preocupación. Le daba miedo que las heridas fuesen demasiado graves.

Bajo las manos, poniendo una mueca de dolor al sentir como la serpiente de luz se calentaba, pero no volvio a atacar. Estaba preocupada, ella no queria que el sufriera daños graves, solo que se fuera para que pudiera huir. Pero se habia pasado. Dio un paso hacia él cojeando.

-Yo....-era extraño pero la traker se mostraba preocupada por la salud del kriger.-Tu no deberias tener tantas heridas, ni tan graves...

Estaba nerviosa, pero no en el modo que lo estaria un miembro de su tribu, si no con una sincera preocupación por el estado del miembro de una banda rival. En esos momentos le daba igual que la capturaran o la reacción de Valisën por que se hubiese dejado capturar, pero no le podia dejar en ese estado.

-Yo puedo curarte, si me dejas...

Kriger Mensajes : 16 Fecha de inscripción : 13/10/2010

Las heridas cesaron de abrirse, a pesar de que el dolor persistió, mucho más soportable de lo que lo había sido aquella fatídica noche. Sin embargo, él no mostró ningún síntoma de debilidad, más allá de lo que las manchas rojizas podían revelar. Engel había bajado las manos, en lo que parecía un alarde de preocupación completamente ajeno a los ideales Tracker, pero el cual, parecía sincero. Sincero o no, el caso es que había dejado de utilizar su don contra él, por lo que la temperatura de la serpiente volvió a descender, volviéndose incluso, agradable al tacto.

-¿No me digas?-preguntó, con el sarcasmo tiñendo su voz.-Fue un regalo de despedida de uno de tus antiguos compañeros Tracker que defendía que mis tripas quedarían más, ¿artísticas? fuera de mi cuerpo, adornando el asfalto.- el sarcasmo dio paso a una ira fría, espeluznante, que delataba que esa pequeña frase, ocultaba más del Kriger de lo que revelaría, parte de un pasado tormentoso y sombrío, y lamentablemente, demasiado reciente.-Algún día que me sienta especialmente generoso, iré a llevarle flores a su tumba, y quien sabe, a lo mejor hasta le dedico un par de bailes sobre su lápida inexistente en el parque, bajo el viejo roble.

Sus ojos azules brillaban por la furia contenida, levemente entrecerrados. Estaba enfadado, pero no con ella, por mucho que hubiese intentado desangrarlo, simplemente se había defendido como un animal acorralado, por lo que no se lo reprochaba. Él no habría actuado igual y por ello no la liberaba.Aún.

Se quitó la camiseta para observar los daños recibidos. A parte de las de los brazos, situados mayoritariamente en sus biceps, la mayor parte se concentraba en la parte baja de su abdomen. Al menos una docena de heridas sangrantes de apróximadamente un centímetro de profundidad, se extendía por él. No eran graves, pero si bastante molestas. Enarcó ligeramente una ceja. Sí, la chica tenía un don interesante y no pudo evitar cuestionarse cuáles de los rumores que circulaban sobre ella eran ciertos y cuales no. De todas formas, no era momento de pensar en eso.

Metió parte de la camiseta ensangrentada en el bolsillo de atrás de sus vaqueros, dejando gran parte de ella colgando por fuera. Se agachó para recoger las botellas desperdigadas por el suelo y colocarlas en su sitio, para luego, cargarse la mochila de la chica al hombro y fijar su mirada en ella.

-No te lo tomes a mal, pero prefiero el método tradicional de curación.- dijo, mientras se acercaba a ella y se detenía a apenas un paso. Se inclinó lo suficiente como para levantarla y cargársela en el hombro libre como si de un bulto se tratase.-Tú eres una Tracker, yo soy un Kriger. Intentemos mantener una conversación civilizada sin matarnos el uno al otro, ambos necesitamos curarnos y no deberías caminar con un esguince.

Volvió a recorrer la corta distancia que lo separada de su "habitación", formada por un enorme colchón de matrimonio, mantas, y un par de baúles lo suficientemente grandes como para ocultar dos cadáveres en cada uno. Dejó a Engel en el colchón, con toda la delicadeza que su complexión le permitía, para dirigirse después a uno de los baúles. La mochila acabó al lado de uno de ellos, mientras Kenneth rebuscaba hasta localizar un botiquín. Se desinfectó las heridas y se las vendó, sin molestarse en darle conversación a su forzada invitada mientras lo hacía. Al terminar, volvió junto a ella con una crema y una venda. Se acuclilló ante ella, con un suave y casi inaudible siseo, provocado por las heridas en tensión. Echó la sustancia blanquecina por su empeine y lo vendó, y tras alcanzar un cojín del colchón, se sentó en él, manteniendo el pie de Engel en alto.

-Engel de los Tracker, soy Kenneth de los Kriger.

Tracker Mensajes : 49 Fecha de inscripción : 07/10/2010

Le escucho con atención, pero no dijo nada, nada de lo que pudiera decir podria salvar la situación respecto a su situación respecto al kriger, y mas cuando uno de los miembros de su banda se habia ensañado tanto con el joven guerrero de la tribu rival. Se dejo cargar sin oponer resistencia, sintiendo mas que nunca el peso de ser parte de aquellos monstruos, de ser a veces su juguete.

Ese peso era la que la mantenia mortalmente silenciosa y la que le hacia mirar sus gestos con el mismo temor que un cervatillo observa a un lobo. Habia visto la ira que sentia hacia los que eran de su tribu y temia lo que pudiera pasarle, al ser una intrusa tenia incluso derecho a reclamarla como esclava. Sintio un escalofrio al pensar en eso, no tanto por la situación en si, si no porque eso significaba dejar a Mike solo entre los monstruos.

Se sorprendio en que se tomara la molestia de curarle el pie y queria compensarle por ellos. Se atrevio a cogerle de la mano y a traves del contacto con su piel dejo fluir su don, que de forma un poco dolorosa volvio a cerrar las heridas abiertas. Era lo justo.

-Tu me has curado, es justo que haga lo mismo.-le dijo a Kenneth, puesto que ya sabia su nombre.

Despues cogio un cojin y se abrazo a él, como si el trozo de tela pudiera protegerla de cualquier malvado.

-Tienes tus motivos para odiar a los trackers y por eso aceptare el castigo que quieras imponerme.-dijo intentando mostrarse serena, pero su cabello y sus ojos negros delataban que estaba asustada, muy asustada. Ya no solo por lo que podia esperarle con él, si no por lo que le esperaba al volver. Podian acusarla de traición.

Se puso a morderse las uñas nerviosa.

Kriger Mensajes : 16 Fecha de inscripción : 13/10/2010

Se quedó mirando su mano como si de un extraterrestre se tratase. Tras el pequeño escozor, supuso que sus heridas estaban curadas, pero ese gesto no haría que se ablandase y fuese más simpático con ella. Simplemente era una especie de intercambio, de curación, pero intercambio al fin y al cabo, sin ningún tipo de timo raptoriano por el medio.

-No eres consciente de la situación en la que te encuentras, ¿verdad?- ni gracias ni hostias, fue directo al tema que importaba en esos momentos. ¿Para qué andarse con trivialidades y rodeos?-Para empezar, no vuelvas a tocarme. No me gusta. No me agrada. Y no quiero ningún tipo de contacto más allá del ámbito curativo, como implica mantener tu piececito de princesita Tracker en alto.

Cosa que recalcó, moviendo de un lado a otro la pierna de Engel como si de una muñeca de trapo se tratase, por mucho que esta intentase resguardarse tras un cojín. No tenía ni idea de qué significaban los cambios en su aspecto y tampoco tenía intención ni interés en pasar tiempo con ella para averiguarlo, más del estrictamente necesario para arreglar el lio que su presencia suponía.

-Aclarado ese importante punto, concretemos tu situación.-dijo con una tranquilidad que resultaba demasiado familiar en él, como si siempre se tomase las cosas con una calma exasperante.Chasqueó la lengua ante su victimismo de princesa en apuros, ignorándolo abiertamente para intentar ser neutral, total, ella no le importaba lo más mínimo.-No sé qué hacer contigo. En teoría, no deberías moverte en una semana por tu tobillo, pero eso supondría que a lo mejor tus compañeros te vienen a buscar, y no es conveniente una guerra abierta por tu culpa. También está la opción de que no te busquen, pero seguramente, en esta mierda de ciudad, haya alguien a quien le importes lo suficiente como para remover escombros hasta localizarte, en un intento de hacerse el héroe salvador. Y no quiero más intrusos tocapelotas. Si vuelves de una pieza y se enteran de que has estado aquí, podrían acusarte de traición y apalizarte hasta la muerte. Lo más sencillo, sería matarte, dejar tu cadáver por ahí tirado, en el metro mismamente, y alimentar a la superpoblación de ratas o incluso exponerlo en el territorio Tracker como advertencia, pero nos tomarían por unas nenazas por cargarnos a una simple mascota. - sus opciones eran poco alentadoras, pero eran las más sensatas.-Pero, existe el detalle de que yo no mato ni torturo mujeres...

añadió, con un tono de voz ligeramente ausente, meditabundo. Era complicado, sin duda, porque fuese cual fuese la opción, los Kriger quedarían perjudicados. No podía quedarse con ellos, ya que descubriría demasiada información que podría revelar a sus enemigos.

-¿Qué hago contigo?

Tracker Mensajes : 49 Fecha de inscripción : 07/10/2010

Dejo escapar un suspiro de frustraccion mientras soltaba todo la perorara te noble Kriger en una peligrosa disyuntiba, mosqueandose a cada palabra que escuchaba ¿Creia que a ella le gustaba estar en la posición en la que estaba? Joder pero si era la ultima mierdecilla entre los tracker, un juguete para cuando se aburrian. Apreto los puños para evitar soltarle una bofetada.

-¿Se cree el todo poderoso señor de la luz que soy una princesita de los trackers? No, soy la maldita zorra con la que se entretenien cuando se aburren, que ni siquiera tiene valor para defenderse de ellos porque luego sabe que sera peor. Tu no eres quien tiene que soportar sus manos en tu cuerpo. A ti te destriparon fisicamente, a mi me hicen ha diario algo peor. Asi que si vuelves a llamarme princesita te hare sangrar.

Se abrazo a la rodilla que no debia mantener estirada, su cabello estaba negro debido al miedo que le daba la situación y que no queria manifestar, aun asi le miraba con rabia, intentando parecer fiera, era su costumbre, entre los trackers no se podia parecer debil o estos te devoraban.

-Haz lo que quieras conmigo, no vine aqui por gusto, pero seguro que el principe de los kriger no ha conocido lo que es la sed, el pasarse dias sin tener una gota que llevarte a los labios. Eso fue lo que me empujo a la estupidez de entrar aqui, ya no queda agua libre y los raptor la venden a precio de oro, un precio que yo no puedo pagar. Excepto para un tracker soy prescindible, alguien a quien podrian dejar de hambre y sed. Cualquier destino es negro y asqueroso.

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