Túneles de topo [Bill]

Odiaba recorrer caminos. Y cuando eran húmedos, oscuros, peligrosos y llenos de extraños sonidos, ya no solo lo odiaba, si no que encima le aterrorizaba. Desgraciadamente ese era el encargo que había recibido. Por todos era sabido que las líneas de metro comunicaban toda la ciudad, y conocérselas al dedillo te daba una importante ventaja a la hora de desplazarte sin ser visto. Pero claro, los únicos locos y estúpidos que intentaban meterse y desentrañar los secretos eran los Fluger, para variar:

-Me tenía que haber metido a otra cosa, como Raptor, y pasarme el día comiendo chocolate. -Maldijo entre dientes con el ceño totalmente fruncido, sus ojos difícilmente visibles por la oscuridad predominante y la capucha de sudadera que llevaba echada sobre la cabeza. En ocasiones pisaba algo pringoso, y tenía que pararse en más de una ocasión para ojear el mapa que Catch le había dejado. Un gran amigo por no decir el único, que le había permitido no ir a ciegas.

Racionaba mucho la luz de su linterna, intentando aprovechar al máximo su capacidad cuando estaba totalmente a oscuras. Le había salido ligeramente cara, pero si no fuese por ella ahora mismo tendría algo roto. Caminó y caminó, presa de una constante opresión que se obligaba a transmutar antes de salir corriendo como una gallinita. Fue entonces, tras varios minutos, cuando se encontró con uno de esos sucesos que quería evitar a toda costa: Una persona.

Se detuvo al instante y apagó la luz de la linterna, quedándose sumido en la oscuridad, con el silencio únicamente enturbiado por el sonido de su respiración. ¿Estaba muerta? No sabría decirlo, tampoco le había dado tiempo a mirar demasiado a fondo. ¿Y si no lo estaba y era una trampa? Su vida acabaría tan rápido como había empezado.

Únicamente llegó a una solución: Tenía que encender de nuevo la luz y comprobarlo. Lo hizo, iluminando la femenina figura, y lo primero queobservó fue su pecho subir y bajar. Fue entonces cuando su bondad (en ocasiones hasta estúpida), entró en juego. Cualquier otro podría haber pasado de largo e ignorarla, e incluso rematarla... Pero Bill se acercó con pasos dubitativos y ciertamente acelerados, acortando las distancias. Tomó aire con fuerza y sorbió por la nariz, acluquillándose enfrente

-¿Hola...? ¿M-me oyes...? ¿ Estás bien, necesitas algo? -Se limitó a sentirla sin esperar respuesta, y sintió agotamiento y demasiado esfuerzo acumulado. Frunció el ceño un poco más, dejando que la preocupación se fundiera en sus palabras, una preocupación tan sincera y honesta como generalmente era él. Se revolvió el pelo de forma nerviosa, identificado esa sensación, esa emoción que la muchacha le transmitía.

No lo pensó demasiado cuando dejó su mochila en el suelo y comenzó a rebuscar, sacando tras un par de segundos media chocolatina que aún le quedaba y un trozo de su bocadillo. Era lo único que tenía y aún así decidía compartirlo, ironías del mundo.- T-tienes hambre... Deberías comer, toma. -Se lo dejó en el regazo con manos temblorosas y esbozo un amago de sonrisa. No explicó cómo lo había deducido...

Tampoco era necesario cuando las prioridades eran otras.

Observó como la comida desapareció de entre las manos de la chica en un abrir y cerrar de ojos, esbozando un amago de sonrisa que viajaba entre la vergüenza y la dulzura. Probablemente le había salvado la vida, pero no tenía demasiado en cuenta hechos como aquellos, dándole prioridad al hecho de que ahora parecía estar recuperándose.

Parpadeó un par de veces, confundido cuando se presentó de esa forma tan peculiar y metódica. No era lo usual ni mucho menos lo normal (de hecho lo normal era no presentarse, por si acaso). Se revolvió el pelo en apenas un par de segundos, señal de que él también se encontraba ligeramente incómodo. No era el salón de su casa, ni un cine, ni una heladería... Era una red de túneles de metro abandonada, un lugar en el que las ratas de tamaño como gatos campaban a sus anchas como las reinas del lugar. Las dos preguntas le pillaron de súbito, pero Bill no se movió, permaneciendo acluquillado enfrente suya, observando con curiosidad ese mechón rubio que le cruzaba la cara, dándole un tinte gracioso:

-Pues... Yo soy Fluger. -Musitó, carraspeando cuando se dio cuenta de que estaba volviendo a sonreir como si la presentación fuese hasta agradable. Agradeció la falta de luz, así le haría falta una buena vista a Bam para poder ver el ligero sonrojo que cubría sus mejillas.- M-me llamo B-Bill, encantado de conocerte, Alabama. -Bonito nombre" Pensó, pero fue un pensamiento que no se manifestó en voz alta. la presentación le salió sola, prácticamente automática dada la educación que había recibido. Tampoco preguntó sobre la banda a la que era, no era Kriger y eso le bastaba.

Miró a un lado y después a otro, ligeramente inseguro por la situación. No llevaba ningún arma y defendiéndose valía más bien lo justo. Después, sus ojos oscuros volvieron a toparse con los claros de la joven, traspasándola de forma benévola pero ligeramente incómoda:

-No hay de qué... Tú habrías hecho lo mismo, seguro. -Y, en efecto, así lo creía, pensaba que ella en una situación igual había dado media comida con tal de darle una oportunidad... De ilusos estaba lleno el mundo, sí, pero en esta ciudad pocos habían tan idiotas. Se levantó con calma, de repente con la mente en blanco y sin saber exactamente qué hacer... ¿La dejaba ahi, o le decía que le acompañase? No podía trabajar con ella delante, podría resultar un poco arriesgado, pero tampoco se veía capaz de dejarla ahi sentada. Volvió a carraspear y enterró las manos en los bolsillos laterales de su sudadera, ladeando ligeramente el rostro en su dirección:

-¿C-creo que no deberías quedarte, ya sabes... Ahi sentada, es peligroso. -Matizó una obviedad de la cual no pareció darse cuenta. Volvió a sonreír, apenas un ápice esta vez,y le tendió la mano. Ya tuvo que armarse de valor para realizar ese gesto, por lo que Alabama no podía esperar una petición formal y abierta...

El gatito se acababa de comer la lengua.

Asintió tímidamente ante la primera palabra de Alabama. Quiso preguntar qué era ella, más por seguridad y por instinto que por una verdadera necesidad, pero se contuvo las ganas y escuchó la pregunta que le lanzó. Frunció el entrecejo y se llevó una mano a la barbilla, intentando recordar si conocía a algún Ben. Se tiró varios segundos pensándolo, el tiempo que ella necesitó para limpiarse la suciedad de las manos:

-N-no me suena, lo siento... -Se disculpó, comprobando que ya estaba preparada para iniciar el viaje. Parpadeó un par de veces ante su último comentario, sin comprender dónde podía estar la diversión de quedarse en el túnel para dejar que las horas pasen.

"Es una ironía, idiota."Volvió a agradecer la oscuridad del túnel para ocultar el sonrojo por su estupidez y, cuando ya se le hubo pasado, volvió a enfocar la linterna hacia el túnel. La miró de reojo, dejando que los segundos de silencio transcurrieran, le eran vitales para coger algo de valentía y llevar la iniciativa de la conversación:-Y... Ehm... ¿Tienes un... Mapa, o algo..? ¿Por qué has bajado aquí...? -Lanzó ambas preguntas casi sin pensarlo, en el metro no había prácticamente nada aparte de las ratas, y bajar sin mapa podría considerarse un suicidio si no se andaba con ojo.

Sin pensarlo demasiado, pero con cautela, Bill echó a andar a paso lento y "calmado", observando cada pocos segundos su espalda para comprobar que le seguía. Quería asegurarse de que estaba a salvo, y para ello la única opción que tenía era acompañarla hasta la salida...

O a donde quiera que fuese.